Este termino de Infierno es conocido en el comun hablar, es una de las realidades más cuestionadas y atacadas, tal vez por un mecanismo de evasión del justo castigo que se supone espera a los que ofendamos a Dios y dejemos de aprovechar la oportunidad y las oportunidades que El mismo nos da de arrepentirnos para perdonarnos, y así poder llegar, no al Infierno, sino al Cielo.Analizando los dichos sobre el Infierno hay errores muy difundidos: unos creen que el Infierno no existe. Otros creen que sí existe, pero sin embargo que allí no va nadie, aduciendo que Dios es infinitamente bueno y perdona nuestros pecados, mientras que por otro lado se afirma que el infierno es el castigo eterno para los pecadores..
¿Existe de verdad el Infierno? — ¿Qué dijo Jesús en sus enseñanzas?
Todos los que argumentan que el infierno no existe, lo hacen basados en su creencia de que Jesús enseñó amor, paz y perdón y que no enseñó acerca de un lugar eterno de ardiente castigo para los no creyentes. Sin embargo, la verdad es exactamente lo opuesto alo que se afirma puesto que Jesús enseñó acerca del infierno como nadie lo hizo en la Palabra de Dios. Jesús describió al infierno como un lugar de fuego eterno (Mateo 25:41), castigo eterno (Mateo 25:46) y como un lugar de tormento, fuego y sufrimiento (Lucas 16:23:24). Jesús enseñó específicamente acerca del infierno, muchas veces en su ministerio (Mateo 5:22, 29-30; 10:28; 18:9; 23:15,33; Marcos 9:43-47; Lucas 12:6; 16:23).
Todos los que argumentan que el infierno no existe, lo hacen basados en su creencia de que Jesús enseñó amor, paz y perdón y que no enseñó acerca de un lugar eterno de ardiente castigo para los no creyentes. Sin embargo, la verdad es exactamente lo opuesto alo que se afirma puesto que Jesús enseñó acerca del infierno como nadie lo hizo en la Palabra de Dios. Jesús describió al infierno como un lugar de fuego eterno (Mateo 25:41), castigo eterno (Mateo 25:46) y como un lugar de tormento, fuego y sufrimiento (Lucas 16:23:24). Jesús enseñó específicamente acerca del infierno, muchas veces en su ministerio (Mateo 5:22, 29-30; 10:28; 18:9; 23:15,33; Marcos 9:43-47; Lucas 12:6; 16:23).
Por tanto es importante no olvidar que Dios es, al mismo tiempo, infinitamente justo. Recordemos, también, que el propio Jesucristo nos habló en varias ocasiones sobre la posibilidad que tenemos de condenarnos. Y no sólo nos habló de esa posibilidad, sino que, además, varias veces nos describió ese lugar de castigo eterno para todos aquellos que no sigan la palabra de Dios.
Por ejemplo Jesus dijo:
“Los malvados ... los arrojará en el horno ardiente. Allí será el llanto y el rechinar de dientes” (Mt. 13, 42). “Y a ese servidor inútil échenlo en la oscuridad de allá afuera: allí habrá llanto y desesperación” (Mt.25,30). “Malditos: aléjense de Mí, al fuego eterno” (Mt. 25, 41).
Es asi que los Teólogos coinciden en que la más horrenda de las penas del Infierno es la pérdida definitiva y para siempre del fin para el cual hemos sido creados los seres humanos: la posesión y el gozo de Dios, viéndolo “cara a cara”.
Es asi que basados en que únicamente Dios puede satisfacer el ilimitado deseo de felicidad, que El mismo ha puesto en nuestra alma para ser satisfecho sólo por El, puede comprenderse cuán grande puede ser la pena de no poder disfrutar de lo que se denomina la Visión Beatífica o felicidad verdadera. Para resumir esta pena en palabras de San Agustín, “es tan grande como grande es Dios”.
Entre otros tormentos del Infierno es el sentido de eternidad. Es un sitio de fuego, pero es un fuego distinto al que conocemos en la tierra, pues afectará nuestra alma y nuestro cuerpo, pero no nos destruirá. Es un fuego que no se extingue, ni extingue, sino que es eterno y existe para que paguen los pecadores por toda la eternidad, sin descanso, sin tregua, sin fin ... para siempre ... “El fuego no se apaga, pues han de ser salados con fuego”, nos dijo Jesucristo (Mc. 9, 48-49).
Es entonces el infierno un fuego que conserva y que penetra todo nuestro ser, pues cuerpo y alma recibirá el tormento del infierno.
Y estos horrores del Infierno no deben servir para desviar la atención. Los horrores del infierno no son para que pensemos lo duro que es Dios, sino para darnos cuenta del horror del pecado.
El Infierno es una realidad innegable.
En el campo religioso el Infierno es de creencia obligatoria para los Católicos, y es de los dogmas de nuestra fe que presenta mayor número de textos de la Sagrada Escritura que lo sustentan, en los cuales por cierto aparece con diferentes nombres (abismo, horno de fuego, fuego eterno, lugar de tormentos, tinieblas exteriores, gehena, muerte segunda, fuego inextinguible etc.). Resumiendo, el Infierno forma parte, junto con el Cielo y el Purgatorio, de las opciones que nos esperan después de esta vida terrena.
Entre los secretos que reveló la Santísima Virgen María a los pastorcitos de Fátima, está una visión del Infierno, que les dio en una de sus apariciones, segun se supo.
Mucha gente han suprimido lo que no les conviene escuchar. En consecuencia existe un sin número de personas las cuales, en vez de considerar la existencia y palpabilidad del infierno, simplemente castigan o acusan a aquellos quienes por amor les advierten acerca de esto.
No obstante a que un ministro tenga docenas de títulos universitarios, aún se le considera como un oscurantista, a quien hay que ignorar, si el mismo insiste en predicar con respecto a la existencia del INFIERNO. Aun asi se ve que los argumentos de los que no creen consisten en una sola cosa: Emocionalismo, demostrado como una erupción de hostilidad y falta de deseo en considerar racionalmente un hecho de tan vital importancia para sus almas.
Segun lo que menciono Lucia, la vidente de Fátima que murió ya anciana en 2005: “Algunas personas, también piadosas, no quieren hablar a los niños pequeños sobre el Infierno, para no asustarlos. Sin embargo, Dios no dudó en mostrar el Infierno a tres menores y una de ellas contando apenas seis años”.
Es entonces que a pesar que por más que Lucía describe lo que ella y los otros dos videntes vieron (cfr. Memorias de Lucía), no es posible imaginar cómo es el Infierno. El Infierno es un lugar de mucho dolor y horror más de lo que podemos pensar, suponer o describir, al que son arrojadas las almas que en la tierra desperdician las gracias de salvación que Dios en su infinita Bondad, nos otorga a todos.
La Voluntad de Dios es que todos los hombres lleguen a disfrutar de la Visión Beatífica. Dios no predestina a nadie al Infierno. Para que alguien se condene es necesario que tenga una aversión voluntaria a Dios, un enfrentamiento o una rebeldía contra El y, además, que persista en esa actitud hasta el momento de la muerte. Sin embargo muchos dicen que el verdadero infierno es cuando estamos vivos pagando por alguna maldad o pecado que cometimos en una anterior vida. La percepcion puede ser variada, pero lo unico cierto es que Infierno es sinonimo de sufrimiento para los que faltaron a Dios.